Silla de Barreras


Me resistí a utilizar silla de ruedas cuando enfermé. Recuerdo que solo dejaba que me llevasen en ella cuando salía del hospital. Mientras tanto la evité todo lo que pude hasta que no me quedó más remedio. Tras operarme y el problema de Rúflex, tuvimos que empezar a utilizarla. Fue gracias a mi madre y a mi amigo del alma, Marcos, quienes se pusieron manos a la obra con Cruz Roja para conseguírmela lo antes posible. Y en nada, ya estaban paseándome por cada rincón de Santander literalmente porque ni hasta las cuestas más impresionantes ni las distancias más grandes, se les resistían. 

Al recuperarme, volví a ver la vida de pies y qué privilegio, qué gozada!! Pero al recaer de nuevo Rúflex, hemos tenido que volver a utilizarla. 


El problema no es tener que utilizar una silla de ruedas ni mucho menos. Nadie estamos a salvo de ella por desgracia y cuando estás en una silla, ese es tu menor problema; el problema es que no estamos preparados para vivir en silla de ruedas. Parece mentira que en el siglo XXI sigamos teniendo tantas y tantas barreras arquitectónicas que nos impiden de una manera u otra a los que vamos en silla realizar muchas cosas. Hablo de grandes y pequeñas ciudades, pueblos grandes y pequeños. En todos los sitios en los que he vivido hasta ahora hemos tenido problemas de acceso. Y ya no hablo de ocio, hablo simplemente de vivir. Muchos edificios no están adaptados. Recuerdo cuando enfermé, vivía en un primer piso en Santander sin ascensor. Jamás olvidaré esos 38 escalones que tenía que sufrir subiendo durante horas y a gatas cuando tenía que salir para las revisiones médicas. Y algunos tienen ascensores; pero para acceder a ellos te encuentras escaleras. Impensable pero cierto.


Y fuera de nuestras propias casas, encontramos muchos otros obstáculos: aceras que no están preparadas, bordillos, escalones, rampas con unas pendientes que cualquiera se pone a subirla sin ayuda... Muchas tiendas las ves con escalones a su entrada, escaleras o con un difícil acceso. El cine es imposible para una persona que esté en silla de ruedas. El teatro. Los bares. Los museos. Las piscinas, las playas sin adaptar la gran mayoría...Algunas contaban con socorristas que te ayudaban a llevarte al mar con todo el material adecuado...pero ya es el segundo verano que se prescinde de ello y de ellos. 

Y si necesitas utilizar un baño... muchos no están adaptados y los que si lo están, no son sencillos de utilizar, quiero decir el acceso a veces es dificultoso y yo en más de uno si hubiera ido sola, habría tenido que pedir ayuda para poder entrar porque te encuentras muchas barreras. 

Barreras que no ves hasta que estás sentado en una silla de ruedas. Y es triste decirlo pero es así. Hasta que no te ves ahí en una de ellas, no te das cuenta cómo está la sociedad que hemos creado y todo lo que se le está privando a muchas personas, personas que tienen el mismo derecho que todos a disfrutar de ello.

Y no hablo de una ciudad o pueblo en concreto. He estado en silla por ciudades del norte y del sur de España y en todas encontramos dificultades.  Y en todas los sitios he conocido personas que piensan como yo. Personas de todas las edades. Personalmente, he tenido y tengo la gran suerte de tener a mi lado a personas que me ayudan en todo y las barreras son menos barreras y a todos ellos, gracias. 


Pero esta es la realidad. Los que me conocen saben que no me gusta juzgar; pero esto es necesario contarlo. La solución ojalá estuviese en mi mano pero no es así. Con esto simplemente me gustaría concienciar al mundo, a la sociedad y a los que me leáis para que todos tomemos conciencia de ello sin necesidad de vernos o ver a un ser querido en una silla de ruedas y ojalá que juntos, consigamos quitar todas estas barreras. 




2 comentarios:

  1. Pues si es toda la verdad a ver si conseguimos hacer la vida más fácil y sin obstáculos

    ResponderEliminar