Hoy para Rúflex y en general para mi, no es buen día. Debido a cambios recientemente en mi tratamiento, me encuentro mal. Todos los medicamentos tienen sus reacciones adversas y al cabo de todo este tiempo, he sufrido muchos tipos de efectos secundarios.
He tenido dolores de tripa muy intensos con fuertes diarreas y otros periodos largos de estreñimiento. Hinchazón abdominal que estaba embarazada de un alien amorfo. Gases. Dificultad para conciliar el sueño. Bajadas bruscas de tensión con mareos. Náuseas. Se te cae el pelo. Te faltan las fuerzas. Aplomo. Flojedad. Algunos te quitan las ganas de comer. Dolor en la boca del estómago. Malestar. Las manos y los pies se me ponen frios como un témpano de hielo haga la temperatura que haga. Aumento y bajada de peso. Nerviosismo. Ansiedad. Angustia. Miedo. Un hambre voraz nocturo y de madrugada que devoras todo el chocolate que tengas en la cocina. Cambios de humor. Agresividad. Adicción. Sin duda una de las cosas que más nos afectaron pero lo superamos. Algunos fármacos me han dado alergias varias y otros, unos dolores de cabeza terribles que no se quitaban con medicación alguna provocandote un susto bueno en el cuerpo.
Hay medicamentos que han alterado la función hepática y renal y he tenido que hacerme controles mensuales.
Lo que más me costó superar es volver a ser yo misma, quiero decir, hay fármacos que te transforman, te cambian tu forma de ser, tu carácter y sacan lo peor de ti. Y lo digo de corazón. Lo importante es paliar tu dolor o tus síntomas; pero cuando debes desprenderte de ellos... es durísimo para ti y para tu alrededor. Sin lugar a dudas, ha sido lo más duro de superar para mi y para mi familia. Y desde el punto de vista profesional no me hacía una idea de todo esto hasta que lo he vivido. Esos momentos fueron muy duros e hicieron desplazar una y otra vez los kilómetros que sea a tu padre, a tu hermana y a Limón para intentar ayudaros a tu madre y a ti. Pero se te escapa de las manos. No lo puedes controlar, no sabes qué te pasa a pesar de darte cuenta de todo. No sabes por qué te comportas así hasta que descubren lo que te lo produce.
A medida que ha ido pasando el tiempo y me he recuperado de mi problema neurológico, se me han ido olvidando todos esos efectos secundarios o quizás no los he olvidado; pero prefiero recordar otras cosas. Intentas quedarte con lo bueno. Y desde que estoy con el problema cardiológico, los efectos secundarios son completamente distintos. Me noto aplomada pero a la vez con dificultad para relajarme, para dormir, sin fuerzas, revuelta, con náuseas, dolor en la boca del estómago por la tralla de la medicación, con la tensión bajo tierra que me tiemblan las piernas y no puedo ni levantarme de la cama.
Y psicológicamente cómo te afecta todo esto? Pues te afecta mucho. Es muy difícil describirlo con palabras porque es muy duro. Si para cualquiera de nosotros es terrible sufrir una enfermedad como para además, sufrir los efectos secundarios por los medicamentos. Pero son ellos los que a la vez, están intentando ayudarte para que te recuperes. Son sentimientos encontrados. Por un lado cuanto te pasa todo esto, no quieres volver a tomarlos y los mandarías todos muy lejos; pero al final, tu familia es consciente de lo que podría sucederte si los dejas así de repente... Y tu también lo sabes pero lo estás pasando tan mal... que no eres capaz de ser objetiva... Al final, sabes que tienes que tomarlos para poder mejorar e intentar buscar soluciones a los problemas.
Por ejemplo, algo que agradezco mucho a mi familia y a mi amiga Monste es que me aconsejasen tomar probióticos. No soy amiga de tomar más cosas; pero ellos me han ayudado a manejar esos dolores de tripa y esas diarreas y francamente, me han facilitado el día a día con los problemas de tripa. Sigo teniendo problemas porque mientras esté bajo medicación no hay escapatoria pero bueno, algo es algo. Asi que si alguno os lo planteáis por cualquier motivo, os animo a probadlos.
Y bueno, hoy no es un buen día por algunos efectos secundarios; pero no queda otra más que ser paciente, valiente y confiar.
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